La nutrición como base del rendimiento en powerlifting
En powerlifting, la nutrición no es un añadido opcional al entrenamiento: es uno de sus pilares. Igual que se periodizan los bloques de volumen, intensidad y descarga, la alimentación también debe adaptarse a las demandas de cada fase. Si la programación marca el rumbo, la nutrición es el combustible que permite recorrer el camino.
La relación entre nutrición, energía y rendimiento es directa. El glucógeno muscular es la principal fuente de combustible en las contracciones de alta intensidad y puede reducirse entre un 24 % y un 40 % en una sola sesión de fuerza mal alimentada. Cuando eso ocurre, baja la capacidad de trabajo, se ralentiza la recuperación y se compromete la síntesis de proteínas musculares, el proceso que repara y construye tejido muscular.
En este contexto, el concepto de nutrient timing deja de ser un mito de “ventanas mágicas” y pasa a ser una herramienta estratégica: distribuir de forma inteligente los macronutrientes a lo largo del día para llegar con energía al entrenamiento y optimizar la recuperación después.
A partir de aquí, veremos cómo ajustar la alimentación en tres escenarios clave para un powerlifter:
– Sesiones de volumen.
– Sesiones de intensidad/peso elevado.
– Semanas de descarga (deload),
Además de unos principios generales de timing y ejemplos prácticos de días completos.
Alimentación para sesiones de volumen
Las fases de volumen se caracterizan por un alto trabajo total: muchas series, muchas repeticiones y acumulación de fatiga. Aquí la nutrición es crítica. Si comes por debajo de lo que gastas, no solo frenas las adaptaciones, sino que aumentas el riesgo de sobreentrenamiento y estancamiento.
Durante estos bloques, una sola sesión puede recortar entre un 24 % y un 40 % del glucógeno muscular. Por eso, el objetivo nutricional es claro: mantener llenos los depósitos de glucógeno y sostener la síntesis de proteínas musculares.
Carbohidratos: el combustible del volumen
Los carbohidratos son la gasolina del volumen. La evidencia sitúa las recomendaciones generales en torno a 4–7 g de carbohidratos por kilo de peso corporal al día, acercándote al rango alto en semanas especialmente pesadas. Cuanto más volumen por grupo muscular (a partir de unas 10 series o más), más importancia cobra el aporte de carbohidratos.
Proteína: soporte para la reparación muscular
El objetivo del volumen es acumular adaptaciones: más masa muscular, más fuerza. Para ello, la síntesis de proteínas musculares debe superar a la degradación. Incluir 20–30 g de proteína de alta calidad en la comida pre entreno ayuda a: limitar la degradación durante el esfuerzo y dar materia prima al cuerpo para reparar después.
Cómo organizar las comidas antes de una sesión de volumen
En esta comida previa conviene limitar grasas y fibra para evitar pesadez, hinchazón o molestias mientras levantas pesado. El objetivo es llegar con el estómago relativamente ligero, pero con energía disponible.
Alimentación para sesiones de intensidad y peso elevado
Las sesiones de intensidad, con cargas por encima del 85 % del 1RM y menor volumen total, tienen un perfil distinto. Aquí el foco no está tanto en aguantar series interminables, sino en expresar la máxima fuerza posible sin que nada (ni el estómago) estorbe.
El objetivo nutricional es:
– Llegar bien alimentado,
– Con el sistema nervioso “fresco”,
– Sin sensación de pesadez que comprometa la estabilidad y la maniobra de Valsalva.
Carbohidratos para la intensidad
En este tipo de sesiones, la ingesta aguda de carbohidratos tiene menos impacto que en bloques de alto volumen, pero siguen siendo importantes.
La estrategia suele ser:
– A lo largo del día: carbohidratos complejos (arroz, patata, avena) en las comidas principales para tener depósitos de glucógeno razonables.
– Cerca del entreno: un snack pequeño con carbohidratos simples (fruta, miel, gel) que aporte algo de energía rápida sin sobrecargar la digestión.
Suplementos con evidencia para días pesados
– Creatina monohidrato: aumenta la disponibilidad de fosfocreatina y acelera la resíntesis de ATP, clave en esfuerzos cortos y explosivos.
– Cafeína: estimula el sistema nervioso central, reduce la percepción del esfuerzo y mejora la activación neuromuscular.
– Electrolitos: ayudan a mantener la contracción muscular eficiente y la transmisión nerviosa, algo especialmente relevante cuando se entrena pesado.
Ejemplos de comidas para días de intensidad
– Comida 2–3 horas antes:
Pescado blanco al horno con arroz blanco y ensalada de hojas verdes.
– Snack 30–60 minutos antes:
Un plátano, un gel deportivo, unos pretzels o una tostada de pan blanco con mermelada.
La idea es priorizar alimentos de digestión fácil, con poca grasa y fibra, que permitan llegar al entrenamiento con energía pero sin sensación de pesadez.
Nutrición en semanas o días de descarga (deload)
El deload es una herramienta para descargar fatiga: se reduce volumen y/o intensidad para que el cuerpo recupere. La nutrición tiene que alinearse con este objetivo: favorecer la recuperación sin crear un superávit calórico innecesario.
Ajustar calorías y macronutrientes
– Se reduce la ingesta calórica para acercarla al mantenimiento, en línea con el menor gasto.
– La reducción principal suele hacerse en carbohidratos, ya que la demanda de glucógeno baja al caer el volumen.
– La proteína se mantiene alta, en torno a 1.6–2.2 g/kg, para preservar masa muscular y facilitar los procesos de reparación.
Nutrientes que apoyan la recuperación
Además de los macros:
– Los omega-3 pueden ayudar a modular la inflamación.
– Un buen estatus de vitaminas y minerales (por ejemplo, vitamina D) contribuye a la función inmune y a la recuperación general.
El deload es el momento de dejar que las adaptaciones aparezcan. Comer acorde a ese objetivo es tan importante como bajar el volumen en la rutina.
Timing de nutrientes: cómo distribuir proteínas, carbohidratos y grasas
El timing ya no se entiende como una ventana anabólica de minutos, sino como una distribución estratégica a lo largo del día.
Proteína bien repartida
En lugar de una sola toma enorme, la evidencia apoya repartir la proteína en porciones regulares. Una estrategia efectiva es consumir unos 20 g de proteína de alta calidad (aprox. 0.24–0.31 g/kg) cada 3–4 horas. Esto mantiene la síntesis de proteínas musculares elevada de forma sostenida.
Carbohidratos y grasas en torno al entreno
– Carbohidratos: concentrarlos alrededor del entrenamiento (antes y después) en días de volumen tiene sentido para llenar y reponer glucógeno.
– Grasas saludables: fundamentales para la salud hormonal, pero mejor ubicarlas en comidas alejadas del entrenamiento, para no dificultar la digestión antes de una sesión pesada.
Ejemplos prácticos de días de alimentación según el tipo de sesión
A continuación, un esquema simplificado de cómo puede variar un día de comidas según la sesión. La proteína se mantiene alta y constante; lo que más cambia es la cantidad y el tipo de carbohidratos, junto con el uso de grasas.
Día de sesión de volumen
– Desayuno: avena con plátano, miel y una cucharada de proteína en polvo.
– Comida: pechuga de pollo con batata y brócoli.
– Snack pre entreno (60 min): batido de proteína con avena y miel.
– Post entreno: batido de proteína o pavo con pan integral.
– Cena: carne magra de ternera con una buena porción de quinoa y verduras asadas.
Día de sesión de intensidad
– Desayuno: claras de huevo con una tostada de pan blanco y mermelada.
– Comida: salmón al horno con arroz blanco y ensalada.
– Snack pre entreno (30–45 min): un plátano y un café solo.
– Post entreno: batido de proteína de suero.
– Cena: pescado blanco con espárragos y una pequeña porción de patata.
Día de descarga
– Desayuno: huevos revueltos con espinacas y aguacate.
– Comida: ensalada grande con pollo, vegetales, aguacate y aceite de oliva.
– Sin snack pre entreno si la carga es muy ligera o no hay sesión dura.
– Cena: pechuga de pavo con abundantes verduras salteadas.
Consejos digestivos clave
– Evita comidas muy grasas o con mucha fibra en las 2–3 horas previas al entreno.
– Mantén una buena hidratación a lo largo del día, sin grandes cantidades justo antes de levantar.
– Prueba nuevas combinaciones de comidas en entrenamientos normales, no el día de competición.
– Si el tiempo es corto, prioriza carbohidratos de fácil digestión: fruta, pretzels, geles, pan blanco.
Conclusiones y recomendaciones finales
La nutrición en powerlifting debe ser tan específica y estratégica como el propio entrenamiento. No basta con “comer bien” de forma genérica: es necesario adaptar la alimentación al tipo de sesión y al bloque de trabajo.
Principios clave:
– Periodiza la nutrición igual que periodizas el entrenamiento.
– En volumen, los carbohidratos son tu principal combustible.
– La proteína alta y bien distribuida es innegociable para la recuperación.
– Los suplementos con evidencia (creatina, cafeína, electrolitos) son herramientas, no atajos.
– En deload, baja calorías y carbohidratos, pero mantén la proteína para preservar músculo.
A partir de este marco, cada atleta debe observarse, registrar cómo responde y ajustar la nutrición igual que ajusta la programación. La clave no es improvisar, sino aprender a utilizar la comida como una herramienta más para construir fuerza.



